viernes, 13 de noviembre de 2009

Sobre Internet

Desde que Internet salió al entorno público, fuera de las investigaciones del ejército americano, el mundo ha cambiado mucho. Internet ofrecía una conexión desconocida, “ilimitada”, con cualquier otro ordenador del mundo. Y esto implicaba el intercambio de ficheros.

Una vez Internet fue algo del día a día, el intercambio de ficheros y archivos también lo fue. Se empezaron a transmitir millones de datos por toda la red global, ya fueran fotos, documentos escritos o archivos de música. La libertad de intercambios acababa de llegar, y con ella la queja de aquellos que veían disminuir su capital por culpa del “libre cambio”. Tacharon al acto de transmisión de archivos de “piratería”, término que no se utilizaba desde la época de Edward Teach, Barbanegra, o el capitán Kidd, implicando con ello que fomentar dichos intercambios era ser un criminal.

Internet llegó como un soplo de aire fresco, una brizna de libertad, pues ya no había fronteras. Pero, tal y como ocurre siempre, hay un carcelero, un esclavista (o varios), que no se sienten conformes con la manera de llevar la “libertad” al mundo y realizaron demandas y acusaciones contra gente que se dedicó a unificar los ideales de Internet. ¿Nos están diciendo que intercambiar es ilegal, acaso un crimen? ¿Lo sería si les beneficiara a ellos? Obviamente no. El ansia de dinero, y la perplejidad de ver cómo el capital desciende por la masa de humanos fervientes por descubrir cosas nuevas, mueven montañas.

La piratería es un término mal utilizado, pues no hay cañones ni abordajes (y por suerte no hay que reparar la quilla). Pero en lo que sí se parece Internet al Caribe español o inglés de comienzos de 1800, es que es libre. Los piratas llamaban a esos mares los de la libertad, e Internet ofrece un sinfín de oportunidades, como viajar sin moverte de tu silla, u observar paisajes que nunca creerías ver mientras escuchas una canción suave y melódica del sur de China. Quizá sea por ello, que Internet viaja, por lo que se denominó “surfear la red”. Pero, claro, el hecho de estar en el agua surfeando, ya convierte a todo el mundo en un pirata.

M.M

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