domingo, 20 de diciembre de 2009

Menta y hielo

Atia caminó durante largo rato por la gran avenida. El parterre de césped central, perfectamente cuidado y mullido, era un buen lugar sobre el que pisar después de una larga noche.

Helaba. El asfalto estaba cubierto por una fina capa de hielo y el césped de escarcha. El pelo de Atia, despeinado, retenía gotitas de rocío que también morían estáticas al contacto con el frío aire.

Podía haber cogido un taxi de vuelta a casa, podía haberse puesto la gabardina o el pañuelo alrededor del cuello. Pero ignoró a todos los taxistas que se le cruzaron por el camino, y dejó caer al suelo las prendas de abrigo varios metros atrás.

Sus tacones también habían sido abandonados. Primero uno, al no mantenerse el pie dentro de él y segundos después el otro, para compensar el desnivel.

Anduvo así hasta que amaneció. Pasó por delante de su calle. Pasó por delante de la panadería, del parque y de la estación. Se detuvo a la entrada.

El taquillero abría en ese momento su cabina y la miró a través del cristal. Atia alzó la cabeza por primera vez y devolvió la mirada al hombre.

Un billete, del primer tren que salga, por favor- Dijo la joven, con voz ronca por el camino bajo la madrugada helada.

Pero, ¿sabes a dónde va chiquilla?- El taquillero la miró preocupado.

Sé de donde se va y eso es lo importante.¿Cuánto es?- Y sacó un monederito del bolso, que aún le colgaba del hombro.

Sólo queda preferente hija, así que 50,10 euros- El hombre dudó un instante si debía realizar la venta, pero ese pensamiento se desvaneció al ver la tarjeta que Atia sacaba del monedero.

Poco importa…- La chica apenas prestaba atención. Dio su tarjeta y su DNI para demostrar ser la titular de la misma.

Andén 3. Que tenga un buen viaje- Dijo cuando Atia hubo firmado el recibo.

Atia esperó de pie, en el andén 3. No quería mirar a dónde se dirigía, hasta no ver el tren llegar. Por fin sonó el ruido que anunciaba su llegada y entonces giró la cabeza hacia el cartel que indicaba a dónde iba. Sonrió. Curiosa fortuna ésta, que guiaba siempre su destino…

S.S

. . . . . . . .

(Perdón por el chico cachas de abajo, estoy sensiblera...)

“I wanna glide down over Mulholland
I wanna write her name in the sky
Gonna free fall out into nothin'
Gonna leave this world for a while
Now and I'm free, free fallin', fallin
Now free fallin', now free fallin', fallin'
Now free fallin' now, fallin, fallin'
Free fallin', fallin'
Free fallin, fallin'”


2 comentarios:

  1. S.S. y su música bujarrona... Jajaja. Lo siento, pero tenía que decirlo.

    PD: Te amo, Yoli. Cásate conmigo.

    ResponderEliminar
  2. jajaja, si tú me aceptas con mi música bujarrona, yo me caso contigo, con tus barbas y todo. =)

    ResponderEliminar