Mece la nana que dora mi oído
Acuna el puñal y lo mira, suspiro
Sonrío al final del camino.
Canto dudando la letra
sirvo al señor maldecido
Tras él, el Mendigo
que carga a Dios su destino.
Pero su noria dice que no son horas
de andar por la calle descalza
Ni de nadar entre las danzas
de juglares dispares y alocados.
Verso libre y libre queda.
Verso idiota y maldito.
Verso en sánscrito "inedito"
que nadie entenderá tras estas puertas.
S.S
. . . . . .
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