Naturalmente
Nadie lo sabe
pero el otro día fui amapola.
Fui al centro del hambre
de naturaleza
y con una pistola
rocié con pétalos rojos
a todas las señoras.
Y a los señores
que no les gustaban las flores
los empapé con hojas
cargadas de rocío.
Nadie sabe que mi navío
tiene por destino
el origen del remolino
que remueve mis letras.
Rojas,
bañadas en vino.
Inmersas en naturaleza.
B.B bebé
miércoles, 27 de enero de 2010
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