jueves, 18 de febrero de 2010

Lábil

Es como una corriente, suave y cálida de dulce ácido. Como si tuviera el corazón deshaciéndose en ese líquido incoloro que es mi sangre ahora. Como si mi cuerpo hubiera decidido deshidratarme por mis ojos, como si ya no fuera yo. Y veo mi silueta, ahí, lejana y a mí fuera de ella. Me veo actuando en el escenario de este Circo Dramático del Sol, en el que me he convertido estúpidamente

Piénsalo. Vamos, piensa. Cómo vas a coserte las costuras de tu integridad rota, de tu alma muerta. Porque sabes que esto son altibajos, más bajos que altos, que te sacuden de cuando en cuando.

Y los hueles, cielo, pareces una sabia de bosque de cuento. Los ves venir, los intuyes, pero no haces nada para evitarlos. Son ellos y te comen con sus miradas hambrientas de carne de cordero degollado. Y tú perdiste la cabeza hace mucho.

Permaneces inmóvil, a pesar de que el Universo se ha empeñado en intentarte salvar, con avisos y señales, pero tú sólo te quedas quieta, esperando a que te engulla el próximo tsunami. La gran ola ésa que no pudiste surfear, ¿recuerdas?

Eres tonta, cielo, eres tonta. Y te caerás del árbol por excesiva madurez, por exceso de dulce fermentado en alcohol, pero no entiendes nada de lo que te intento decir.

Te veo a lo lejos, silueta mía, te veo y no te reconozco. Eres mi versión consumida por dentro y por fuera, mi versión débil, mi versión enferma. Eres todo aquello que siempre he odiado, eres el genio de la destrucción.

Y yo te miro, y me avergüenzo de mí, de ti, de nosotras, que somos una. Si viniera nuestra yo del pasado te daría de leches para que reaccionaras. Y te lo merecerías.

Yo soy más neutral, ahora pensamos con menos violencia, con menos ímpetu, con menos garra, somos menos radicales. Pero sí que te ataría al casco de un barco, para que fueras el mascarón de un navío que te llevara lejos, para que vieras el mar y lo profundo del océano, para que vieras que siempre te puedes ahogar más.

Y lo sé, cielo, lo sé, sé que te han colmado el vaso cientos de veces, miles de gotas. Lo sé. Lo entiendo. Pero debes tirar ese maldito vaso, canijo para tu vida, de una puñetera vez, caramba. Pon un contenedor de tamaño industrial, sin fondo, para que nada te colme nunca más.

Y,¡libérate! Grítale tu nombre al viento para que te oiga. Dile que sufres, que te jode la luz en los ojos, que no tienes gafas y que no entiendes porqué sólo quieres las suyas. Chilla, ¡vamos! Sube los decibelios de lo que piensas, querida, nadie te oye.

¡¡Siente el dolor, maldita llorica!! Siéntelo y amánsalo, mímalo, acurrúcalo en tu pecho. Y cuando se duerma, lánzalo por el nuevo contenedor, ese sin fondo, que vamos a ir a comprar a IKEA. Lánzalo y que no vuelva nunca.

Y si ves que nada de esto te ayuda, es que ya estás perdida. Entonces no me quedará otro remedio que lanzarte a ti por el hueco y tomar yo el control de nuevo. Y te aseguro que no será divertido, no para ti, cielo.


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"The longer that I live with this idea, the more I sink into this 4/4 beat."

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