sábado, 3 de julio de 2010

Mali & Cia

Y se dejó engatusar. No tenía cintas para el pelo ni gomas de colores. No sabía colocarse horquillas, ni lazos, ni flores. No, su pelo salvaje ondeaba suelto siempre, libre de cualquier atadura estética.

Pero cayó en la trampa, Mali tampoco quedaba tan lejos y empezó a caminar. Las compañías no la hicieron dudar y se embarcó en ese viaje, de tierras agrietadas, suelos rotos y cielos quemados.

Ni el ocre que pisaba tiñó sus pies de realidad, (no pudo dejar de soñar).
Y pasó sobre madera, cristal y ríos de tinta. Y cruzó a nado lagos de preguntas y mares de lágrimas.

Tardó más de lo previsto, pero al llegar, su Tierra Prometida se abría ante sus ojos invitando a entrar. Pero no, esperen, no es aquí a dónde quiere llegar. No, no, tus pasos se han confundido. No, no, te han guiado mal.

Lástima que tras tanto caminar, tras tanto capear las olas, no llegues a buen puerto. (“La culpa la tienen las malas compañias", diría tu madre).

Yo ya te lo dije, la malicia es tu gangrena. Y por ella, algún día, tu corazón habrá que extirpar. Palabra de bruja buena.

S.S

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