miércoles, 7 de julio de 2010

Perdidos

Y sí saltó la valla. Y vaya si la saltó…Y se pasó de la raya también, varios kilómetros. Pero todos saben que poco se puede hacer contra las olas, que viene la marea y borra todo lo escrito sobre la arena. Igual que con la brisa y las palabras dichas. Menos mal que quedamos unos pocos privilegiados con memoria para recordar cada error del pasado. Doy gracias a Dios porque haya gente como yo: Gracias Señor.

Pero, bah, dejémonos de tonterías, que los tontos no hacemos otra cosa. Y dejémonos de dar lecciones, para qué, si nadie las escucha y tampoco merecemos darlas. Pero, ea, que puede que tengamos razón. Puede que estemos en lo cierto y se merezcan una lección. Sí, vamos a señalarles todos con el dedo, así, tieso, y vamos a gritarles algo muy vergonzoso muy alto.

Muy bien. Así se hace. Y luego…Luego quiero más bochorno. Sí, a todos nos encanta tirar piedras (y luego todas las manos corren a esconderse, ninguna libre de pecado), así que, vamos a lanzarles guijarros enormes. ¿Emocionante? ¡No! Aún mejor.

Ahora seguidme, masilla mía, seguidme que yo os guío. En este momento vais a lanzar improperios, quiero sangre hermanos, sed creativos, directos a la Yugular, qué digo, a la Carótida que es más rápido. Y cuando la presa ya esté arrinconada, sin escapatoria alguna, acribilladla con todo ese odio que habéis reprimido y que ahora, impactará contra su culpable pecho.

Psé…
Con nosotros, nadie saldrá impune de ningún delito.
Ningún mal acto indecente quedará sin tortura.
La moral intachable seguirá intacta.
¡Viva la revolución de nuestras mentes, salvadoras de la Humanidad y del recato!

… ¿Verdad hermanos?

S.S

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