martes, 3 de agosto de 2010

Ecce Hommo

Os mola el rollo dejado, ¿eh nenas?. Sí, esa mirada perdida, de emporrado, esa cara huesuda, y el cuerpo flaco de yonki. Ese brillo de sudor sucio en el cuerpo y el pelo con más grasa que una freidora de Mcdonalds…

Hmmm, os entiendo, es pura evolución, la hembra siempre busca al macho fuerte y genéticamente mejor dotado para perpetuar la especie y no puedo imaginar mejor aporte de ADN que el de un bala perdida con el físico de un fideo mareado en calimocho.

¿Entonces? ¿Qué tiene él? Le sobra tela para vestir, eso sí. Mírale, con esas camisetas que parecen de un hermano mayor obeso, y sin mangas, y unos pantalones con cabida para tres mil quinientos pañales, dime, ¿qué le ves? ¿Es el aura de María que le envuelve? ¿Es esa pinta de chulo que no tiene ni medio asalto? Sí, tiene que ser eso o el pendientito de vaca que lleva en la oreja (o su versión en la nariz, el culmen del sex appeal).

Oh sí…Ya lo veo, la elección queda entre él o el del al lado, el amiguito cachas, chulito playa. Éste sí que no merece explicación, se entiende todo con sólo mirarle. Ha cambiado el aro de vaca en la oreja, por un pseudo-diamante y el sudor sucio por el aceite de coco en el torso. Por lo menos éste parece potable, salubre, y tiene carne entre el hueso y la piel.

Así que, nena, ¿dices que éste de aquí es el que te pone febril? No me río, no, perdona, es que me cuesta creer que la libido soporte esa imagen. Pero tendré fe y pensaré que lo que te llena es “la belleza interior”. Sí, la gran conversación de tus dos amigos me lleva a pensar que es el gran intelecto de estas dos grandes mentes lo que buscas.

Y no es que yo sea un Séneca, pero mi perro parece Stephen Hawking a su lado. Creo que me voy, han pasado de hablar del apasionante mundo de los garitos de Torrevieja a la trepidante ciencia del tunning.

Me bajo aquí, que tengáis buen viaje, princesas de cuentos sobre arena y mojitos costeros…

S.S

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