lunes, 22 de noviembre de 2010

No crezcas jamás

Hay un monstruo que vive bajo mi cama.

Está hecho de piel de rana quemada, ojos inyectados en sangre y una colección de dientes rotos como guijarros. A veces jugamos al Scrabble.

(La primera vez que supe de él era un simple zumbido bajo los crujientes tablones de madera del parqué de mi casa, era un intento de olor a verde y era tan solo una pequeña nube de niebla alrededor de mis labios. Es el viento, eres el viento, respiré. Entonces él me respiró de vuelta, como un monstruo pesado y ruidoso; NO SOY EL VIENTO.)

Siempre me hablaba en mayúsculas; LOS MONSTRUOS DAMOS DEMASIADO MIEDO COMO PARA PERMITIRNOS HABLAR EN MINÚSCULAS, me comentó una noche bajo mis sábanas naranja. Le enfoqué la linterna a sus ojos hasta que cambiaron de color y me enseñó sus dientes.

A veces me visita en sueños. El césped se vuelve enfermizo por donde él pasa y las criaturas de los bosques gimen y luchan por huir a su paso. ¿DÓNDE ESTÁ MI ABRAZO? Mantiene sus calientes brazos de monstruo abiertos, abriendo y cerrando las palmas de sus garras y sacándome de mi sueño feliz-para-siempre; y sonríe con su boca desdentada. Me permito una risa mientras me fundo en su abrazo.

El monstruo solía mantenerme despierto con preguntas -preguntas que no tienen respuesta alguna. Siempre me preguntaría POR QUÉ, POR QUÉ, POR QUÉ. Y mis párpados harían puenting hasta mis mejillas en un desesperado intento por dormir, pero mi lengua se deslizaría a lo largo del tejado de mi boca con pensamientos y sonidos.

Sostuve almohadas sobre mis tímpanos y escuché música, pero el timbre de su voz gutural atravesaba cualquier cosa; y continuamente en bucle. Eres una mala canción, le dije, y me besó en las sienes con sus dedos pegajosos.

Resultó que el monstruo lo sabía todo sobre ella. Sabía lo de nuestro beso, torpe y rápido, y sobre la maraña que formaron nuestras manos ese día; y la forma en que ella decía mi nombre, y ese hormigueo en los dedos de los pies. El monstruo sabía la forma en que hizo que mi corazón latiera; y la forma en que me rompió el corazón. Él me escuchó entre suspiros y sollozos, y absorbió mis lágrimas con sus dedos de rana, y charlamos sobre la forma en que me dijo adiós.

Le dije al monstruo que lo quería desde lo más profundo de mi corazón, y el verde de sus mejillas se encendió y sus ojos se clavaron en los míos. YO TAMBIÉN TE QUIERO. Gruñó de la manera más cariñosa que se podría esperar de un monstruo.

NO CREZCAS JAMÁS, me suplicó desde debajo de mi cama, en el duro y frío suelo, rodeado de envoltorios de caramelos y cómics. Jamás, le respondí, copiándole su sonrisa de monstruo.

Jamás.

M.M.

1 comentario:

  1. Pregúntale si conoce al Monstruo del Váter. Si es así, dile que me pase su Facebook o algo.

    Me gusta volver a leerte.

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