jueves, 31 de marzo de 2011

Time is running out

Quiero pensar y sentir que no hay tiempo. Odio el tiempo. No, no es cierto, no odio el tiempo, odio los relojes y los horarios humanos. Odio las tareas soportadas sobre baldas temporales, y divididas en fracciones de algo que nos hemos inventado nosotros. Antes, sólo había una sucesión de cosas a las que Zeus llamó vida. Nosotros decimos que eso son minutos, horas y segundos. Y nunca son suficientes.

Quiero despertarme un domingo que sea martes, celebrar mi cumpleaños en agosto y morirme de calor en diciembre, en pleno Levante.

Quiero dedicarme a los míos, sin agobios y sin prisas y que me dediquen algo más de cinco frases en el médico. Me gustaría ver a quien necesite ver en el momento que desee y que no hubiera una frontera entre yo y todo lo que quiero. Esa maldita frontera que marcan las agujas de las esferas atadas a la muñeca.

Sería feliz si pudieras estar conmigo, siempre. Pero siempre nos cierran el telón antes de…Antes de tiempo, cuando aún no hemos ni presentado el argumento. Y te juro que quiero representar de una maldita vez, a viva voz en grito lo que quiera que hayan escrito para mí. Pero no, tampoco hay espacio para ello. Nunca.

Los tiempos y sus límites deberían ser eternos, si acaso medidos por la longitud de las sensaciones que provoquen: Duró una sonrisa, dos pestañeos coquetos, un beso largo. Así por lo menos, podría decir con más alegría, que hace cuatro resfriados que no me siento cómoda; que llevo sin verte desde que a mi hermano se le cayó el paleto, y que mi perro abandonó este mundo mientras mis compañeros de clase se daban el lote en el césped de la facultad.

Y podría decirte que odio madrugar porque esas horas en las que hasta al sol le da pereza aparecer no existen, y nos las hemos impuesto por cafres y catetos, y que, aunque no sea agradable dormir menos de ocho, de esas que llamáis, horas, compensa si es por vivir un poquito más despierta. Y que por mí, podría morirse esa estúpida objetividad estandarizada con la que hemos regularizado cada hecho vital y que viene empaquetada en packs de 60 segundos y que hoy valen más que cualquier yacimiento de petróleo. Sí, podría morirse entera. Y sola. Y rodeada de gatos.

Pero sí, tú vete a dormir. Vete a dormir y pon el despertador bien temprano. Y sigue consumiendo horas, y minutos y segundos. Y sigue empujando a un lado a los que te rodean. Porque no tienes tiempo. Porque no hay tiempo. Porque no queremos renunciar a nada. Y por eso, nos perdemos casi todo lo que importa. Tick, tock…Yo, aquí no me quedo, me voy…Como el tiempo, volada.


S.S

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miércoles, 30 de marzo de 2011

Teléfono

Esa tarde, quiso llamarle. Estaba preocupada por él y quería transmitirle ánimo y cariño. Estuvo dando vueltas por la calle con el móvil en la mano, debatiéndose si hacerlo o no. No pensaba qué iba a decirle, porque sabía que en cuanto oyera su voz, sus palabras saldrían solas o si no, sus silencios, que se llenaban con el sonido del otro lado de la cobertura. Pero antes que las voces y los silencios, tendría que comenzar con la comunicación, tenía que llamarle.

Sin embargo, había otra voz en su interior que le decía que no lo hiciera porque no quería agobiarle, y mucho menos, parecer demasiado interesada en él. Este era el juego que habían establecido, y las reglas eran perseguirse mutuamente sin llegar a encontrarse nunca. Ahora la bola estaba en su poder, ¿cuál sería el siguiente paso? Cuando era él el que tenía que decidir, ¿tanto le costaba?

Al final decidió no llamarle. Ni si quiera quiso justificarse porque le parecía demasiado ridículo. Si quería oír su voz, le llamaba, si no, no. Así de simple. Tantas vueltas y tantos razonamientos no tenían ningún sentido. Así que, para cortar todos los pensamientos, mejor parar ahora mismo.

Las palabras que quería decir, los sentimientos que quería transmitir, pero sobre todo, la voz que quería oír, se quedaron colgando al otro lado de la invisible llamada.

lunes, 28 de marzo de 2011

HOY: CISNE NEGRO

Una zorra loca que hace ballet y que no ha visto El Club de la Lucha quiere follarse a un hijo de puta y cuando va a conseguirlo se suicida.

Queremos que vuelva Critifrase.

domingo, 27 de marzo de 2011

Mi villano favorito

Cruzó mi mente, fugaz, dejando un halo de azufre al pasar. No sé qué es, pero me destroza por unos momentos. Luego, cuando recobro la lucidez, ordeno mis ideas y me pongo a pensar en lo que ha pasado. Porque en ese momento, soy capaz de pensar cualquier cosa. Esta vez, me ha costado toda una noche de insomnio y de algunas pesadillas conscientes, darme cuenta de que mi estupidez, traspasa los límites de lo humano. Soy imbécil nivel Pro. Y me encanta la tortura del pensamiento. O eso parece. Por eso, al abrir la puerta del balcón esa mañana, pensé, que hubiera estado bien atreverme a escapar por él. Tirar una larga trenza unida a alguna cabeza que me importara poco, y deslizarme por ella. Pero ni por ella, no por él, aquí sigo. Y así, la noche anterior, escupí veneno por los ojos, para contaminar de malas sensaciones el ambiente. Me invadió un sentimiento de maldad, que me impulsó a intentar herir con mis gestos. Y todo porque no me sentía agusto conmigo. No me sentía a la altura, así que debía hundir al resto. Pero de pronto, paró. Y cambié de registro. Mi otra mitad vino al rescate y tomó el control. Y ahora intenta recomponer lo que me hice cuando cayó el sol. Tras una larga velada conmigo mismo, pretende reformarme. Dice que no debo arrepentirme, debo enmendarlo. Y ahora ando enterrando un cadáver que no sabía que había matado. Y ahora ando como un ser atormentado. Y no cesa esta tormenta. Y soy un hombre malo. Y disfruto haciendo daño. S.S
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" Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras a un abismo largo tiempo, el abismo también mira dentro de ti"


Nietzsche

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domingo, 20 de marzo de 2011

A mi papá.

De Madrid va saliendo un tren a fallas
que lleva cada año a las hogueras
a olvidar, que es sembrar las primaveras,
recuerdos y más tipos de quincalla;

de acumular y tal dolor que calla,
como bultos mandan en tijeras
virutas al ritual de la albufera
dejándome, vacío tras la raya.

De todos uno, ¡ay, que no es tormento!
Desde otro día diecinueve y marzo
que me dejó a crecer sin su envoltura

lo guardo, permanece sin esfuerzo.
Que ardan todos las demás figuras,
que indulten uno, ay que no es tormento.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Lúpulo sangrante en la herida
burbujea ajeno.

Óxido salvaje en el estigma
de la identidad social
mientras las viejas vienen
y van
con el pan, el perro, el viejo.

Los valores se quedaron
en el germen imberbe
que no encuentra su reflejo
entre los asientos reservados
para la plebe.

Tiene sed y bebe
el lúpulo sangrante en la herida
que burbujea ajeno.

¿A quién queremos parecernos?
No existen modelos.

lunes, 14 de marzo de 2011

Carnaval

El bravo pirata se lanzó a la carrera cuesta abajo con su sable alzado en la mano izquierda. La derecha, se apoyaba contra el cinto, donde antes había estado el arma de fuego, perdida en la huida. Una princesa vestida de rosa y un policía, le seguían a la zaga, trotando a escasos centímetros por detrás de él. Su boca se abría en un grito de guerra, lanzando un espeluznante alarido, destinado a atemorizar al temible contrincante.

La princesa intentó avisarle con un agudo chillido, pero éste se diluyó en el intenso grito del capitán. El bucanero, sin percatarse del obstáculo, tropezó con una mochila de Colacao, que algún alma despiadada había dejado tirada para impedir su épica epopeya. La princesa y el policía cayeron con él, y los tres acabaron tirados por el suelo. La rodilla del policía se manchó de sangre al descubrirse un raspón, y la princesa tenía sus blancos guantes manchados de barro. El pirata se levantó de un salto y animó a sus compañeros, para que dejaran de merendar suelo y siguieran la carrera tras aquel enano vestido de Spiderman que les había robado su maravilloso tesoro. Pero el policía tenía los ojos húmedos por el escozor de la herida y la princesa no estaba por la labor de seguir corriendo con esas bailarinas que le apretaban los pies.

“Me las pagarás, Spiderman pocket-size”- Dijo el capitán, que estaba siendo educado en el British, como buen corsario inglés que se consideraba.

“Ya no le voy a invitar a mi cumpleaños” – Determinó en el aquel momento la princesita, que andaba liada con la estresante organización de tan real evento.

“A mí me da igual, cuando llegue a casa le voy a estropear la luz nocturna que le ponen para que no tenga miedo por las noches y si se chiva a mi madre le cuento quién se cargó a la tortuga cebándola con mini gambas”- El policía sabía lo que significaban las palabras coacción y chantaje.

Y los tres, sellaron el pacto de venganza, compartiendo frustración y el único bocata de Nocilla que el enano de rojo y azul no les había robado.


S.S


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