Mirando alrededor, se diferencian las especies y las especias, el mono y la pimienta, del resto de cuerpos y esencias.
Pero ¿cómo diferenciar al chupón del arbusto? Esas pequeñas ramas que crecen en las principales de los árboles, nombrados así por la gran cantidad de recursos que consumen y que quitan al hospedador.
Porque un día, de pronto, te encuentras cansado, anémico, y te preguntas porqué. Al mirarte al espejo, se reflejan todas esas personas, adosadas a tu vida, a tu espalda y que sólo están ahí para absorber el hierro de tu sangre, las plaquetas de tus heridas y la sal de tus fluidos. Y tu energía también. Sin aportarte NADA.
Los "Chupópteros", de tu familia, de tu círculo de conocidos, de tu trabajo, de tu centro de actividades de ocio, de la vida, se acostumbran a obtener de ti todo aquello que , de otro modo, tendrían que obtener con esfuerzo. Y el "abuso y derribo" está demasiado de moda, últimamente, en la era del "todo se me da hecho y no me apetece sudar".
No sé, amigos, cómo podemos distinguir a estos individuos nada más verlos para correr y huir, valientemente, despavoridos. Sólo sé, que mi padre quitaba los chupones del jardín a cuchillo.
Por si acaso me lee alguno de los míos, lo repito: Sí, he dicho, A CUCHILLO.
Sin más, despiojaos (o despojaos) de todo parásito de vuestras vidas.
S.S
domingo, 10 de marzo de 2013
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